Siempre que ando encargado de una tarea – realmente jamás tengo unas “vacaciones patagónicas” – tengo la oportunidad de volver a visitar lugares que, para la mayoría de la gente, son experiencias únicas en la vida. Por ejemplo, a mediados de Enero, me encontraba conduciendo hacia el norte en la Carretera Austral chilena, deteniéndome en el pequeño poblado de La Junta para visitar el Hotel Espacio y Tiempo – el mejor lugar para alojar y comer en una larga extensión de la carretera ripiada que actualmente está siendo pavimentada. Aislado de la carretera por un corredor de coníferas maduras y otras plantas perennes, brinda la sensación de ser un refugio aislado de montaña.
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Los dueños chileno-colombianos del hotel, Alan Vásquez y Connie Palacios, esta vez tenían algo diferente para enseñarme. Su chef indígena mapuche, recientemente había renunciado para perseguir su pasión abriendo una cervecería – y, en vez de rogarle que se quedara, ellos le construyeron una nueva estructura donde instalar sus equipamientos, elaborar y embotellar su Cerveza Kawiñ (el nombre se deriva del término mapudungun que significa “un encuentro agradable con la naturaleza”, e incluso venderla a los transeúntes que pasen por aquí.
Manquenahuel pone énfasis en la pureza del agua patagónica que compone la cerveza, apuntando a la sustentabilidad dentro del mercado local (ustedes no encontrarán esta cerveza en Santiago, al menos no hoy), y recicla todo (nada es enlatado, y de hecho, el 80% de las botellas es reutilizada). Kawiñ viene en dos variedades, una cerveza rubia y una cerveza porter de color oscuro; la tienda, que incluye otros productos locales tales como jamones y artesanías, abre largas horas durante el verano.
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¿Pero, qué tal es la cerveza? O sea, puede que yo no sea el mejor juez del caso, ya que generalmente prefiero vino y mi consumo anual de cerveza es considerablemente menor a seis latas. Dicho esto, aunque considero que la cerveza es refrescante en bajas cantidades durante un día caluroso, logré terminar mi botella de porter y más tarde, en Santiago, se la sugerí al dueño de una parrillada que se especializa en carnes de la región. Podría ser que, en algún futuro, ustedes puedan bajarse una Kawiñ en la capital de Chile después de todo.
